Helados y dieta

Introducción a los helados en la dieta

Tradicionalmente, los helados y dieta siempre han sido asociados a altos niveles de azúcar y grasa (y no sin razón), teniendo en cuenta que antiguamente el 90% del helado era nata, es decir grasa. Sin embargo, esta percepción está evolucionando a medida que se comprende mejor la nutrición y se desarrollan opciones más saludables. Como dietista, puedo asegurarte que el he helado en sí mismo no es malo, lo que es perjudicial es el abuso de ingredientes poco saludables. Es más, los helados, cuando se consumen con moderación y se eligen conscientemente, pueden ser una parte gratificante de una dieta equilibrada.

Los helados forman parte de nuestra cultura gastronómica y su consumo se extiende a todas las edades y momentos del año. La clave está en desmitificar la idea de que los helados son inherentemente malos para la salud, que nos van a engordar o nos van a sentar mal. De hecho, existen alternativas que ofrecen beneficios nutricionales, como aquellos elaborados con menos azúcar, ingredientes naturales y bases de frutas o yogur. Estas opciones no solo satisfacen el antojo de algo dulce, sino que también pueden aportar nutrientes esenciales. Es decir, elige los ingredientes y sabrás como te afectará.

El concepto de moderación es fundamental en cualquier dieta equilibrada. Incluir helados en una alimentación saludable no significa consumir grandes cantidades de los mismos diariamente, sino más bien disfrutarlos en porciones adecuadas y ocasionales. Además, elegir helados que contengan menos calorías y más ingredientes nutritivos puede ayudar a mantener un estilo de vida saludable sin renunciar al placer.

En este contexto, es importante informarse sobre las nuevas variedades y marcas en el mercado y aprender a leer las etiquetas nutricionales (esto siempre). Así, se pueden tomar decisiones adecuadas que contribuyan a una dieta variada y equilibrada. La inclusión de helados saludables en la dieta no solo es posible, sino también recomendable para quienes buscan mantener un equilibrio entre disfrute y bienestar y evitar ese «run-run» de la culpabilidad….

Composición nutricional de los helados

La comprensión de su composición nutricional es esencial para tomar decisiones informadas. Los helados típicamente contienen tres macronutrientes principales: carbohidratos, grasas y proteínas (a parte de vitaminas, minerales, etc…).

Los carbohidratos en los helados provienen principalmente del azúcar, que proporciona la dulzura característica de este postre. Es importante observar la cantidad de azúcar añadida en las etiquetas, ya que un consumo excesivo puede contribuir a problemas de salud como la obesidad y la diabetes. Inclinarse por helados con edulcorantes naturales o versiones bajas en azúcar puede ser una opción más saludable.

Las grasas en los helados provienen principalmente de la leche y la crema. Aunque las grasas son una parte necesaria de nuestra dieta, es importante distinguir entre grasas saturadas y no saturadas. Las grasas saturadas, presentes en mayores cantidades en helados convencionales, pueden aumentar los niveles de colesterol y el riesgo de enfermedades cardíacas. Buscar helados que utilicen leche desnatada o alternativas vegetales puede ayudar a reducir la ingesta de grasas saturadas.

Las proteínas en los helados suelen ser menores en comparación con los otros macronutrientes, pero aún así contribuyen al contenido nutricional general. Los helados que incluyen ingredientes como leche, yogur o proteínas vegetales pueden ofrecer una mayor cantidad de proteínas, haciendo el postre no solo más satisfactorio sino también más nutritivo.

Además de los macronutrientes, es crucial prestar atención a otros ingredientes presentes en los helados, como aditivos y conservantes. Leer cuidadosamente las etiquetas puede revelar la presencia de ingredientes artificiales que es mejor evitar. Inclinarse por helados que utilicen ingredientes naturales y mínimamente procesados asegura una opción más saludable.

Beneficios de los helados para la salud

El consumo de helados puede ofrecer varios beneficios para la salud que a menudo se pasan por alto. Uno de los componentes más destacados de los helados es el calcio. Este mineral es crucial para mantener la salud ósea y dental, ayudando a prevenir enfermedades como la osteoporosis.

Incluyendo helados en la dieta, se puede contribuir a alcanzar la ingesta diaria recomendada de calcio, siempre y cuando se elijan opciones adecuadas y se consuman con moderación. Aquí me gustaría puntualizar que el calcio en presencia de la vitamina C se absorbe mejor, es decir helado de frutas con yogur sería una mezcla bastante saludable por ejemplo o yogur con kiwi. Aquí te dejo un preparado especial de kiwi con aguacate:

Además del calcio, algunos helados también contienen probióticos, que son bacterias beneficiosas para la salud digestiva. Los probióticos pueden mejorar la flora intestinal, favoreciendo la digestión y fortaleciendo el sistema inmunológico. Los helados que incluyen estos microorganismos suelen estar etiquetados específicamente, por lo que es importante leer las etiquetas para identificar las variedades que los contienen.

Otro beneficio menos tangible pero igualmente importante es la mejora del estado de ánimo. El helado es conocido por ser un alimento reconfortante, y consumirlo puede liberar endorfinas en el cerebro, las cuales son neurotransmisores que generan sensaciones de bienestar y placer. Esta propiedad puede ser especialmente útil en momentos de estrés o ansiedad, proporcionando un alivio temporal y mejorando el estado emocional.

Incorporación de Helados en una Dieta Equilibrada

Incluir helados en una dieta equilibrada puede parecer un desafío, pero con una planificación cuidadosa y algunas estrategias prácticas, es posible disfrutar de este delicioso postre sin comprometer la salud. La clave está en la moderación y en la selección de combinaciones adecuadas que complementen el valor nutritivo de otras comidas.

Una forma efectiva de incorporar helados en una dieta equilibrada es combinándolos con frutas frescas. Las frutas no solo añaden un sabor delicioso y natural, sino que también aportan vitaminas, minerales y fibra. Por ejemplo, añadir fresas, arándanos o plátano a una porción de helado puede hacer que el postre sea más nutritivo. Además, las frutas pueden ayudar a controlar las porciones de helado, ya que añaden volumen y saciedad.

Otra estrategia útil es elegir helados light, bajos en grasa o versiones con ingredientes alternativos, como helados a base de leche de almendra, coco o soya. Estos productos suelen tener menos calorías y grasas saturadas, lo que los convierte en opciones más saludables. Lee las etiquetas nutricionales siempre, esto puede ayudar a elegir productos que se ajusten mejor a las necesidades dietéticas.

Planificar el consumo de helados dentro de un régimen dietético saludable también es crucial. Considerar el helado como parte de la ingesta calórica diaria permite disfrutarlo sin excederse. Por ejemplo, si se sabe que se va a disfrutar de un helado después de la cena, se puede optar por comidas más ligeras durante el día para equilibrar las calorías. Sin embargo, mi recomendación siempre será: evita el exceso calórico después de las 18:00 (o 18 pm). ¿porque? muy sencillo, el aporte calórico que se ingiere al anochecer ya no se quemará pues no habrá ejercicio intenso, y suele permanecer en las reservas corporales (michelines) durante largos períodos de tiempo.

Por otra parte, es importante no subestimar el papel de la actividad física. Mantenerse activo ayuda a equilibrar la ingesta calórica y permite disfrutar de pequeños placeres como el helado sin culpa. Incluir ejercicio regular en la rutina diaria no solo promueve la buena salud sino que también permite disfrutar de una variedad más amplia de alimentos. Si calculas en alrededor de 300 calorías un helado medio, esa es la cantidad de calorías extra que deberás quemar en el gimnasio.

Incorporar helados en una dieta equilibrada no solo es posible, sino también una forma agradable de mantener la motivación mientras se sigue un régimen saludable. Con moderación y una planificación adecuada, los helados pueden ser una deliciosa adición a una dieta nutritiva y balanceada. Puedes designar un día o dos a la semana para disfrutar de un buen helado viendo tu serie favorita por ejemplo.

El consumo de helados y el ejercicio físico pueden (y deben) coexistir armoniosamente en un estilo de vida saludable. La clave está en mantener un equilibrio entre las calorías consumidas y las calorías quemadas. El helado, aunque delicioso, es una fuente de azúcar y grasas, lo que puede llevar al aumento de peso si se consume en exceso. Sin embargo, la actividad física regular puede contrarrestar estos efectos, permitiendo disfrutar de este postre sin comprometer la salud.

Rutinas de Ejercicio Complementarias

Para aquellos que disfrutan de los helados, es importante diseñar una rutina de ejercicio que permita el consumo ocasional de este postre sin efectos negativos. Por ejemplo, una sesión de 30 minutos de cardio intenso, como correr o hacer spinning, puede quemar entre 300 y 400 calorías, equivalente a una porción moderada de helado. Además, actividades de fuerza como el levantamiento de pesas también son beneficiosas, ya que aumentan la masa muscular y el metabolismo basal, lo que a su vez incrementa el gasto calórico en reposo.

Puedes tomar L-carnitina antes de los entrenamientos para asegurarte de que quemas aún más calorías. Te dejo la que a mí me gusta y sobre todo, debes tomarla 30 minutos antes de empezar el ejercicio:

Otra opción es el entrenamiento en intervalos de alta intensidad (HIIT), que combina ráfagas cortas de ejercicio vigoroso con períodos de descanso. Este tipo de entrenamiento ha demostrado ser altamente eficiente para quemar calorías en un tiempo reducido, permitiendo disfrutar de pequeños placeres como el helado sin preocuparse por el aumento de peso. El consumo de helados no tiene por qué ser incompatible con una vida activa y saludable, sólo hay que saber planificarse. Con una planificación adecuada y una rutina de ejercicio constante, es posible disfrutar de este delicioso postre sin comprometer la salud ni el bienestar físico.

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